viernes, 25 de noviembre de 2011

Al principio era la Piel

A continuación un texto acerca del contacto y ya publicamos "LA LACTANCIA MATERNA: CONTACTO Y VÍNCULO" de Yolanda González, estos textos los vamos a debatir esta tarde en el grupo de 17.00 a 18.30, esperamos que compartas tu opinión.

Marie-Thérèse Ribeyron. Traducido al castellano por Red Canguro.

Al inicio del siglo XX, la tasa de muertes de bebés en los orfelinatos americanos superaba el 60% hasta que alguien sugirió coger a los bebés en brazos varias veces al día. Esto es lo que cuenta Ashley Montagu en “La peau et le toucher” (La piel y el tacto). En el hospital de Nueva York donde se instituyó este régimen de cuidados maternales, la tasa de mortalidad de los bebés descendió bruscamente en menos de un año por debajo del 10%. “La ausencia de contacto durante los ocho primeros meses de la vida en los que el sistema nervioso es el más receptivo, y donde las otras modalidades sensoriales están todavía insuficientemente desarrolladas, puede provocar lo irreparable”, constata Arthur Janov en “L’Amour et L’enfant” (El amor y el niño).

La experiencia del contacto pleno

Desde la octava semana, el feto no tiene ni ojos ni orejas pero conoce ya las primeras sensaciones cutáneas. La ectodermis, la capa más externa del embrión, se convierte en piel y le permite entrar en contacto con este universo líquido donde baña. A los 8 meses, el útero le “encierra”. En el noveno mes, las olas le abrazan con regularidad. El pequeño feto vive sus primeras caricias. “El estado uterino nos procura el abrazo más completo, escribe Russ A. Rueger en “The Joy of Touch” (La alegría del tacto), la inserción total de un cuerpo en otro. El feto que flota en la oscuridad conoce entonces el Nirvana de la Carne. Esta experiencia marca profundamente la psique, sin ninguna duda”. Después, viene el gran viaje, la más extraordinaria de las aventuras. El pequeño feto viaja hacia la luz del día levantando una tempestad en su paso. Conoce entonces intensos y violentos abrazos.

Después, el vacío, ese choque táctil de la repentina inmersión en la nada. La antropóloga Margaret Mead habla del “choque de la piel”. El bebé entra en un nuevo mundo que vivirá y sentirá como una maravillosa sinfonía o como un desierto agonizante según sea tocado o no. Tras el nacimiento, el bebé es todo piel. El tacto es el único sentido completamente desarrollado. “Es como si todo su cuerpo fuera millones de ojos, millones de narices y millones de orejas” explica Odette Lefèvre, una quebequense cuyo doctorado versaba sobre la piel y el tacto. Los recientes trabajos de Tiffany Fields, del Medical School de la Universidad de Miami han demostrado que el tacto es un alimento esencial para los recién nacidos. En el 47% de los casos, los bebés nacidos prematuramente y masajeados durante 15 minutos 3 veces al día han tomado peso más rápidamente que los bebés dejados solos.

Según diversas investigaciones, la estimulación táctil es necesaria para el desarrollo del sistema inmunitario, digestivo y respiratorio del recién nacido. El desarrollo del sistema nervioso del cerebro depende también de las estimulaciones táctiles y los otros sentidos se desarrollarán mejor (una visión, una audición, un olfato ricos en detalles) cuanto más haya sido estimulada la piel.

Tocar para comprender

El bebé va a construir su realidad y descubrir el mundo tocándolo. Pero al principio es el mundo quien deberá tocarle a él. Sólo su piel le enseña el mundo exterior, le dice si está en peligro, le hace saber si su madre le ama o no.

El bebé obedece a su instinto de ir hacia lo desconocido siempre que lo conocido le esté asegurado. Cuando se marcha a explorar arrastrándose o gateando, vuelve regularmente a mamar al pecho materno o a hacerse tomar en brazos. Pero si lo conocido le falta, inmediatamente surge la angustia. El niño no corre el riesgo de aventurarse al exterior. Reduce sus exploraciones sensoriales. La angustia paraliza el desarrollo de la inteligencia en el niño, explica J.C. Pearce, autor de “L’enfant magique” (El niño mágico): “El niño no tocado, no acariciado, tendrá un problema relacional”, añade Ashley Montagu. No tendrá su primera “relación amorosa”. Odette Lefèvre tuvo la ocasión de verificarlo cuando masajeaba a niños autistas en el Hospital Rivière-des-Prairies durante su doctorado en 1986. Después de haber tocado y masajeado a cuatro niños de cinco a ocho años, una hora al día a cada uno durante cuatro meses, uno de ellos comenzó a hablar, los otros establecieron su primer contacto visual y realizaron juegos interactivos. “Eran niños mal amados”, dice Odette. “Mal amados porque no habían sido tocados. El contacto es el primer modo de comunicación, la primera lengua; tocándoles han comenzado a establecer las relaciones.”

Harry Harlow, uno de los pioneros en la investigación sobre la privación del contacto físico, llevó a cabo una experiencia con pequeños bebés de mono rhesus. Los que habían tenido por madres a muñecas de trapo tenían un mejor comportamiento que aquellos con madres de alambres de hierro. Los pequeños rhesus se acurrucaban contra su mama de trapo, dulce y calurosa, aunque la alimentación les era proporcionada por la fría mamá de alambre de hierro.

En el Primal Scream (Grito Primario), Arthur Janov dice: “Un ambiente amigable y caluroso más tardío en la vida no hace desaparecer los primeros traumas. La ausencia de tacto en el inicio de la existencia crea una sobrecarga de miedo que se transforma en angustia latente”. “He recibido al principio el abandono del cuerpo materno que me dejaba sólo en el desierto y en la angustia total durante las cuatro horas entre las tomas de leche prescritas. Yo lloraba, gritaba mi miedo, mi angustia, mi terror. Si no venían… me iba a morir. Nadie me respondía. Gritaba, hipaba hasta que, agotada, me refugiaba en el sueño donde al menos me encontraba al abrigo.” cuenta Jeanne.

En The Betrayal of the Body, (La Traición del Cuerpo) Alexandre Lowen enlaza la esquizofrenia al fracaso de una estimulación táctil precoz. La sensación de identidad viene de la sensación de contacto con el cuerpo. Si esta sensación falta, el individuo no sabe lo que siente, no sabe lo que es, ni de qué se trata. Y la pérdida de contacto con el cuerpo finaliza con la pérdida de contacto con la realidad.

Marcelle Geber ha observado durante un año los recién nacidos de Uganda. Portados por sus madres, estos niños se arrastran fácilmente a las seis o siete semanas y recuperan objetos corriendo a los seis o siete meses. Los niños norteamericanos cumplen la primera proeza a los seis o siete meses y la segunda entre los 15 o 18 meses. Marcelle Geber constata también que los pequeños ugandeses son menos precoces a medida que nuestra aproximación científica invadía su cultura ugandesa.

Desde principios del siglo XX, el pensamiento pediátrico se ha dejado pervertir por el movimiento conductista por el que cada prueba de amor o cada contacto físico volvía al niño demasiado dependiente de sus padres. “Coger a los niños en brazos es un riesgo de estropearles, de malcriarles”, grita bien alto el pensamiento científico. Millones de madres han obedecido de buena fe a los especialistas que sabían mucho mejor que ellas lo que sus bebés necesitaban.

Con la llegada de los nidos de las maternidades, los bebés son separados del cuerpo de sus madres desde el nacimiento, forzados a mamar un pedazo de plástico amorfo, aprisionados en horribles bonitos pijamas que no liberan más que las manos y la cabeza y aislados en una habitación durante su sueño. “Dormirse al contacto con otro es una necesidad fundamental para el bebé” afirma Anne Freud. A todo esto le añadimos la panoplia del kit del perfecto bebé: carricoche cromado, balancín mecánico y hamaca reclinable que reemplaza el cuerpo dulce y caliente de mamá. Incluso los niños amamantados no pueden disfrutar del pecho o del cuerpo de sus madres. Cuando no toman su leche descongelada en un biberón, el pecho les está prohibido por un sujetador de lactancia que sólo deja el pezón a su alcance.

Desgraciadamente, la liberación de la mujer ha predicado también la ruptura precoz de los lazos madre-hijo. Los bebés se encuentran en guarderías donde las monitoras o monitores no tienen el tiempo de prodigar las caricias tan necesarias. Cada vez más, los niños sufren de problemas de la piel. “Mal tocados. Mal llevados, mal comportados, mal encaminados, mal amados”, escribe Frédérick Leboyer en “Shantala, un arte tradicional, el masaje de los niños“. Mejor que tratar una dermatitis con pomadas, médicos mejor informados les curan alimentando su piel con masajes, aportando así las estimulaciones que faltaron al principio.

Los antropólogos y los viajeros se han extrañado siempre de no escuchar nunca los llantos de los bebés autóctonos del Gran Norte, de los amerindios, en la India, en Bali y en todas las sociedades donde los bebés son cargados constantemente contra la madre. La madre alimenta a su bebe a demanda, le mantiene al pecho o en sus brazos, le acuesta con ella hasta que él decide marchar a explorar el vasto mundo.

Al estar satisfechas sus necesidades de contacto, los bebés no tiene necesidad de señalar su ansiedad o su angustia a través de gritos o llantos. Al crecer, estos niños no se quedan pegados a su madre, no lloran antes de dormirse. Son capaces de entrar en una verdadera relación con los otros. Son les enfants magiques, los niños mágicos, descritos por J.C. Pearce. Niños felices que han vivido plenamente en su piel su primera “relación amorosa”.

Este artículo apareció en Le Guide Ressources, vol. 7, nº 4, 1991.

jueves, 24 de noviembre de 2011

DIA MUNDIAL DE LA ELIMINACIÓN DE LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER





Desde el grupo de apoyo a la lactancia materna, apoyamos todas aquellas iniciativas que se lleven a cabo para luchar contra la violencia de género y mañana viernes 25 de Noviembre aportaremos nuestro granito de arena leyendo el manifiesto que a continuación os escribimos.
Quedais todos invitados a guardar un minuto de silencio y a venir a la Plaza de España a las 12,00 horas.


De mare a mare, somos una asociación que nos dedicamos al apoyo de la lactancia materna y la crianza consciente, una crianza basada en el amor, la empatía y el respeto del niño en su crecimiento. Creemos que para prevenir violencias y depresiones tenemos que mirar hacia los niños, ellos son reflejo de la dinámica familiar y social.
Por todo esto, De mare a mare siente que debe unirse a esta concentración.
Desde De mare a mare creemos que la violencia se aprende. No viene con nosotros al nacer, no está en los genes ni en las hormonas. La violencia es un engendro cultural que la historia se ha venido empeñando en mostrar como necesaria para resolver los conflictos.
Hay que sacarla de nuestras calles, de nuestros colegios, de nuestros espacios de ocio, de nuestros hogares. Sólo debemos ser INTOLERANTES con la violencia y con los violentos.
Por eso, y porque queremos otro mundo y sabemos que es posible:
· Necesitamos una educación para la no violencia.
· Necesitamos promover procesos activos de información y motivación a toda la sociedad, para adoptar formas no violentas de resolución de conflictos, ofreciendo modelos democráticos.
· Necesitamos promover procesos de socialización que cuestionen el aprendizaje de los roles de género por los cuales las mujeres y las niñas aprenden a sentirse excluidas del poder y los hombres y los niños interiorizan que les pertenece a ellos.
· Necesitamos promover valores culturales que rompan mitos y creencias sobre los conceptos de roles familiares en relación con derechos y responsabilidades de sus miembros, y meter en nuestras cabezas que los niños y niñas no son propiedad de los adultos, que no son propiedad de nadie, sino personas libres con todos los derechos que la Convención de las Naciones Unidas les otorga y reconoce.
· Necesitamos comprender las causas estructurales de la violencia en los hogares, para poder conocerla y denunciarla.
· Necesitamos dejar de tener malos modelos sociales que promueven la violencia a través de los medios de comunicación, por lo que hay que crear organismos encargados del control social ético de estos medios.
Porque las generaciones actuales y venideras no merecen recibir legado alguno de tanto sufrimiento estéril. Es nuestra responsabilidad, como miembros de nuestra sociedad, profesionales, padres, educadores y políticos, evitarlo.
Necesitamos ser felices y seguir confiando en la humanidad.

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“De mare a mare”, som una associació que ens dediquem al recolzament de la lactància materna i la criança conscient, una criança basada en l’amor, l’empatia i el respecte del xiquet en el seu creixement. Creiem que per prevenir violències i depressions hem de mirar cap als xiquets, ells son reflex de la dinàmica familiar i social.
Por tot això, De mare a mare sent que ha d’unir-se a aquesta concentració.
Des de “De mare a mare” creiem que la violència s'aprén. No ve amb nosaltres al néixer, no està en els gens ni en les hormones. La violència és un monstre cultural que la història s'ha vingut obstinant a mostrar com a necessària per resoldre els conflictes.
Cal treure-la dels nostres carrers, dels nostres col·legis, dels nostres espais d'oci, de les nostres llars. Només hem de ser intolerants amb la violència i amb els violents.
Per això, i perquè volem un altre món i sabem que és possible:
Necessitem una educació per la no violència.
Necessitem promoure processos actius d'informació i motivació a tota la societat, per adoptar formes no violentes de resolució de conflictes, oferint models democràtics.

Necessitem promoure processos de socialització que qüestionen l'aprenentatge dels rols de gènere pels quals les dones i les xiquetes aprenen a sentir-se excloses del poder i els homes i els xiquets interioritzen que els pertany a ells.
Necessitem promoure valors culturals que trenquen mites i creences sobre els conceptes de rols familiars en relació amb drets i responsabilitats dels seus membres, i ficar en els nostres caps que els xiquets i xiquetes no són propietat dels adults, que no són propietat de ningú, sinó persones lliures amb tots els drets que la Convenció de les Nacions Unides els atorga i reconeix.
Necessitem comprendre les causes estructurals de la violència a les llars, per poder conèixer-la i denunciar-la.
Necessitem deixar de tindre mals models socials que promouen la violència a través dels mitjans de comunicació, de manera que cal crear organismes encarregats del control social ètic d'aquests mitjans.
Perquè les generacions actuals i venidores no mereixen rebre llegat algú de tant de patiment estèril. És la nostra responsabilitat, com a membres de la nostra societat, com a professionals, com a pares, com a educadors i com a politics, evitar-ho.


Necessitem ser feliços i seguir confiant en la humanitat.

LA LACTANCIA MATERNA: CONTACTO Y VÍNCULO



Texto de Yolanda González
“En el inicio damos la vida,luego, el alimento pero siempre, EL AMOR”(Cita de autor anónimo.)

El amor, el contacto emocional, la empatía, son conceptos fundamentales para dar sentido a la primera relación y más privilegiada de un ser humano: la relación madre-bebé. Socialmente, se parte del “supuesto” de ofrecer la suficiente cantidad/calidad de amor de padres-madres a hij@s. Sin embargo, no siempre lo que creemos dar es lo que logramos transmitir y sobre todo, no siempre coincide con las necesidades de los receptores: los más pequeñ@s.


A veces, estamos demasiado ocupad@s en otras exigencias cotidianas y nos alejamos de “contactar emocionalmente” con las demandas afectivas de nuestr@s hij@s. Sin embargo, su necesidad insaciable de amor, requiere de una continuidad estable para la constitución del vínculo afectivo, continuum que debe estar presente como expresión firme y como hilo conductor durante todas las etapas del desarrollo psico-afectivo infantil. Todos los períodos de este proceso de crecimiento son importantes: el embarazo y el parto son la base, pero no menos esenciales lo son los primeros siete años de vida para la consolidación de una mínima base de salud bio-psico-social. Partiendo de esta premisa de continuidad, vamos a centrarnos en el CÓMO de la Lactancia, en este caso, natural (siendo extensible a la artificial).

El AMAMANTAMIENTO (Oralidad), representa además de un factor nutritivo saludable a nivel global, la posibilidad de continuar con el“Contacto” que le da seguridad cuando accede al mundo exterior. Es la posibilidad de ir creando un vínculo afectivo seguro, en base a la“interacción” que activamente mantiene con su madre. Stern y otrosautores, hablan del diálogo que inician los bebés y secundan las madres de forma armónica o disarmónica. Pero sobre todo, representa la potencialidad de ir experimentando “experiencias de PLACER”: Si el parto es una experiencia sexual, la lactancia es la expresión primera de la sexualidad en la experiencia de un ser humano.

Sin entrar a citar autores, ni profundizar en esta fase del desarrollo,“la oralidad” que se inicia con el contacto de la boca del bebé en el pecho materno, le permite satisfacer no sólo una función nutritiva sino también y sobre todo durante los tres primeros años, una gratificación de su necesidad de placer. Si esta experiencia oral con la doble función señalada, tiene un hilo conductor estable de permanencia en torno al placer, paralelamente el bebé podrá ir integrando una percepción del mundo externo, cada vez más positivo y menos amenazante. Porque realmente, la oralidad es también una forma de exploración del mundo exterior, que de forma natural comienza con el propio pecho materno, se extiende más tarde al rostro de la madre y luego al entorno. Y así progresivamente se irá estructurando su psiquismo, en base a progresivas experiencias que pueden ser placenteras o displacenteras, en función de la relación vincular que establezcan el bebé y su mamá.


Muchas manifestaciones psicopatólogicas en edades posteriores (relacionados con síntomas diversos) podrían evitarse, si hubiera un buen abordaje durante este periodo de la lactancia natural.


Continuando con el establecimiento del vínculo, también la PIEL, es un continente que necesita ser recorrido a través de caricias, masajes y del contacto epidérmico directo del cuerpo materno y del pequeñ@. Es importante, porque permite al bebé ir reconociendo sus límites/fronteras corporales respecto al exterior. Sin embargo, la realidad es que tocamos poco a nuestros bebés: numerosas publicaciones como por ej. ésta, afirman que: “los españoles miman poco a los bebés”(D.V.) por temor a malcriarlos. Y paradójicamente, como sabéis recientes investigaciones (Baylor College of Medicine) han descubierto que los niños que reciben pocas caricias y tienen pocos estímulos “desarrollan cerebros entre el 20% y el 30 % más pequeños que lo normal para su edad”.



También se ha corroborado que la falta de interacción activa madre-bebé, es nefasta en los primeros años de vida: madres depresivas, tienen bebés con un nivel más bajo de pautas de actividad cerebral en sus hijos; es lo que se denomina “cerebros tristes”.

Dentro de esta progresiva estructuración biológica y psicológica, la MIRADA, es otra función vital para el desarrollo de la salud, no suficientemente valorada.

Durante la lactancia, los bebés necesitan mirar, enfocar, disfrutar de los ojos maternos para ir progresivamente saliendo de la indiferenciación (yo-no yo) que los caracteriza. Durante el amamantamiento, no hay mayor atracción para el bebé que los ojos maternos. Quedan embrujados y también nos embrujan con su genuina mirada. La mirada es, presencia, contacto emocional, reconocimiento de la existencia del otro...De esta forma: La oralidad El contacto ocular El contacto epidérmico Y la presencia afectivo-emocional-energética, van progresivamente consolidando una relación estrecha entre madre-hij@, que se expresa a través de la manifestación del vínculo.


Hay numerosos estudios en el reino animal (monos Rhesus) y la especie humana (“hospitalismo”), que demuestran que cubrir las necesidades físicas primarias (alimento, sueño, higiene..), si no van acompañadas de contacto físico, seguridad emocional y amor, generan serios trastornos en el comportamiento, como son entre otros: actitudes de retraimiento, aislamiento, depresiones, y un largo etc., además de un profundo sufrimiento emocional.

Someramente, podemos afirmar, que el vínculo tiene una base biológica que cumplió un mecanismo de protección primaria: la garantía de supervivencia de la especie. (cito ej.) En nuestra especie, es un largo proceso que se caracteriza por una relación asimétrica: el adulto “debe” adaptarse al ritmo biológico del bebé para favorecer el vínculo seguro, y no a la inversa como algunos manuales pediátricos todavía a veces aconsejan.

La característica más sobresaliente del vínculo, es la tendencia natural a lograr y mantener un cierto grado de proximidad corporal con respecto a la figura de apego, que permite contacto físico y sensorial ocular privilegiado, es decir vigilancia con la mirada por parte del bebé-niñ@ de los movimientos de la figura vincular. Otra característica es su jerarquía: esto significa que existe una preferencia por una figura de referencia que luego se amplía progresivamente.



Generalmente esta figura recae en la madre biológica,si es la que otorga los cuidados y la atención emocional adecuada. ¿Qué posibilita y cuál es la función de esta base segura a nivel evolutivo que proporciona el vínculo? Básicamente, la posibilidad de exploración del mundo exterior. Sólo exploramos si estamos seguros.Aunque la teoría del attachment afirma que comienza a observarse en nuestra especie a los 12 meses de vida con el inicio de la locomoción, se observa mucho antes en la relación madre-bebé. ¿Cómo intenta mantener el vínculo el bebé que interactúa activamente con su figura vinculante? A través de dos manifestaciones emocionales: la sonrisa: buscando activamente la interacción con el adulto y el llanto: cuando desaparece el otro de su campo visual.


El LLANTO, es su gran y única expresión no verbal para transmitir sus necesidades internas y afectivas. Cuándo un bebé ve amenazada la estabilidad del vínculo, aunque sea en separaciones breves maternas, se establecen tres etapas de respuesta ante la separación (descrita por varios autores), que manifiestan la vivencia de desolación temporal que vive el pequeñ@ Viva protesta: a través del llanto. Desesperación: si continúa la ausencia no deseada Retraimiento: son los bebés buenecitos, pasivos, que ya no protestan. La respuesta altamente adaptativa, es la primera: busca el reencuentro con su vínculo afectivo, para recobrar la seguridad y poder volver a explorar el mundo. (cito ej. en la exposición verbal)

Sin embargo, el llanto del bebé no es interpretado según su código no verbal. Es algo que personalmente, me llama mucho la atención y no deja de despertarme sorpresa y malestar pese a haberlo observado demasiadas veces en la vida cotidiana. Afortunadamente, en la consulta, los padres-madres, están en disposición de una mayor apertura para leer el mensaje emocional del llanto de sus bebés. ¿Qué expresa? ¿por qué nos cuesta tanto entenderlo y a veces atenderlo?

El llanto no es otra cosa, que una llamada de NECESIDAD. Y digo necesidad porque decir llamada de atención, suele malinterpretarse con peligro de malcriarlo. Es una llamada de necesidad para mantener íntegra su confianza en sí mismo y en la vida.

Una revista prestigiosa americana, publicaba textualmente “si un bebé de 2 ó 4 meses llora a la noche, no necesita comer. Hay que dejarle llorar de 5 a 10 minutos, pues tiene que acostumbrarse a dormir. Para ello, no hay que cogerlo en brazos. Hay que ayudarle a que “entienda”que debe estar en la cuna y no en brazos de sus padres.” En la misma línea va el libro de “Duérmete niño”, tan vendido y cada vez más aceptado socialmente. Esto entronca con lo que planteaba al inicio de mi exposición: los bebés y niñ@s son vividos en demasiadas ocasiones como un“estorbo” para nuestra vida cotidiana tan ocupada, y máxime cuando no se respeta la necesidad de la madre de “NO” conciliar trabajo y maternidad como ideológicamente y socialmente se pretende. Es decir, puesto que no somos máquinas, si debemos trabajar por falta de una política laboral adecuada que fomente y reconozca la función maternal durante los primeros años de crianza, es casi seguro que libros como el citado sean un best-seller por propia supervivencia (trabajar y no dormir son incompatibles por sentido común). A través de recomendaciones como la de dejar llorar para que aprendan a dormir, se aborta “la fase de protesta” tan esencial, para el logro del reencuentro necesario por parte del bebé.



Afortunadamente, la sensibilidad de muchos padres y madres, lleva a desechar semejante consejo cultural que carece de fundamento para la seguridad afectivadel bebé.

La O.M.S, retoma el sentido común, o la capacidad de contacto con las necesidades de los bebés, diciendo textualmente: “cuando un bebé llora entre un amamantamiento y el otro, el motivo no acostumbra a ser el hambre. Por el contrario, es una llamada de atención, para recibir mejores cuidados y más mimos” . Y continúa, en definitiva “pide que le tengan en brazos más a menudo”.

Sin embargo, la presión social y cultural contra el ejercicio del cuidado natural, es enorme en la actualidad. De ahí la importancia capital de los grupos de “apoyo a la crianza” y de las “escuelas de padres.”

En mi experiencia profesional, es el lugar dónde los padres se sienten apoyados, reconfortados y reforzados en su función paternal-maternal. Es una auténtica experiencia de prevención y de promoción de la salud infantil. Y personalmente, la más gratificante. ¡Cuántas consultas posteriores podrían evitarse si durante los primeros años de vida prestáramos la atención adecuada al desarrollo psicoafectivo infantil..

!Finalizo señalando, que no debemos olvidar que el bebé-niñ@, es un ser vulnerable y dependiente de su entorno afectivo. Y que esta característica, NO es ninguna deficiencia, sino un requisito indispensable para poder garantizar la recepción de nuestra atención afectiva, la estructuración de su carácter, y la formación de un vínculo seguro y satisfactorio, garantía para la constitución de posteriores vínculos adultos.

En definitiva, la lactancia materna, prolongada y a demanda (más allá del año y preferiblemente hasta los tres, aproximadamente), cuando se realiza respetando el ritmo y las necesidades afectivas del bebé, es una de las capacidades emocionales y biológicas que debemos preservar en beneficio del desarrollo saludable del bebé-niñ@, en el plan ocorporal, emocional y social. Es un reto para la sociedad en su conjunto (Instituciones, profesionales y usuarios: requiere un cambio de actitud), mirar la primera infancia desde el enfoque de la salud.

Esta nueva mirada, exige como condición un abordaje integral comunitario, desde el embarazo, a través del parto y por supuesto durante todo el proceso de crianza.

Reivindiquemos que la lactancia materna y el vínculo amoroso, sean la guía para la recuperación del simple y valioso sentido común o capacidad de contacto durante la crianza.

Luchemos por recuperar el derecho de todo bebé-niñ@ a ser respetado en sus necesidades de amor y de ritmo natural.

La infancia, es el futuro.


*Yolanda González es Psicoterapeuta reichiana/orgonterapeuta(A.P.I.R). Especialista en Promoción y Prevención de la salud infantil.

Formadora de Prevención infantil en el ámbito privado y público. (Máster. Profesorado. Padres)


Bibliografía:· BOWLBY,J. El vínculo afectivo. Barcelona. Paidós;1997.· Idem. Separación afectiva. Barcelona. Paidós; 1999· Idem Una base segura: aportaciones clínicas de una teoría del apego.Barcelona. Paidós; 1996· GONZÁLEZ, C. Bésame mucho: cómo criar a tus hijos con amor. Madrid.Temas de hoy; 2003.· MARRONE, M. La teoría del apego: un enfoque actual. Madrid; Psimática, 2001.· MONTAGÚ, M.F.A; MASTON, F. El contacto humano. Barcelona. Paidós; 1983.· ODENT, M. El bebé es un mamífero. Madrid. Mandala; 1990· Idem El agua, la vida y la sexualidad. Barcelona. Urano;1991.· SPITZ, R.A. El primer año de vida del niño. Madrid. Fondo de CulturaEconómica de España;1990· STERN, D.N.; BRUSCHWEIRLER-STERN, N.;FREELAND,A.El nacimiento de unamadre: cómo la experiencia de la maternidad te cambia para siempre.Barcelona. Paidós;1999.· WINNICOTT, D.W.Conozca a su niño. Barcelona. Paidós;1994· Idem Los bebés y sus madres. Barcelona. Paidós; 1998· Idem Los procesos de maduración y el ambiente facilitador.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Mi experiencia con el inicio de la lactancia

Este es el relato de María, Moises y David. Un relato acerca de la experiencia de una recien estrenada madre con la de un bebé prematuro, Moises, y la lactancia materna y de como esta se instauró con el metodo Piel con Piel.Una historia cercana de uno de los miembros del grupo De Mare a Mare que esperamos os sirva.

Gracias a los tres por compartirlo con todos nosotros.
(Fotografía de María y Moises)

EL MILAGRO DEL CONTACTO PIEL CON PIEL

Moisés nació antes de tiempo, en la semana 35; después de un mes de reposo con riesgo de parto prematuro. En el hospital decidieron que lo mejor para Moisés era estar en la incubadora unos días para poder comprobar si todo su organismo funcionaba bien. Para su padre y para mi fue un golpe muy duro. Rápidamente tuvimos que adaptarnos a la situación, empecé a estimular mis pechos para que empezaran a producir leche, intentábamos acariciarle todo lo que podíamos cuando íbamos a visitarle a la incubadora, con nuestras manos envueltas en unos guantes de látex.
Tres días después, lo pasaron a la cuna-nido, y yo podía entrar cada tres horas para alimentarlo. Le ofrecí el pecho, pero no lo cogía, lo intenté varias veces, no entendía porqué no lo quería, lo abracé entre mis brazos, que notara mi calor, el latido de mi corazón, mamá estaba con él, deseaba que lo sintiera, era lo máximo que podía ofrecerle. Paso el tiempo de la visita y no se cogió al pecho. Salió una enfermera que entendió mi situación y me ayudó a darle un biberón, y me despedí de él, hasta tres horas después no podría volver a verlo.
A lo largo del día, en las siguientes visitas, se fue cogiendo al pecho, aunque no sacaba nada, seguía sin entenderlo, sabía que tenía leche, hasta ese momento había estimulado mis pechos y Moisés había sido alimentado con la leche que me había sacado.
Al día siguiente, por fin podíamos llevarnos a Moisés a casa. Aunque ahí no acabaron los problemas. Moisés seguía sin sacar leche de mis pechos, por tanto la pediatra nos sugirió ofrecerle una lactancia mixta hasta que sacara leche, pero, y eso ¿cómo se hacía? Tampoco fue fácil. Rápidamente llamamos a una amiga de David, miembro de “de mare a mare”, y nos dio unas recomendaciones que hasta unos días después no entendimos bien el poder que tenían: que tuviésemos a Moisés en contacto piel con piel todo el tiempo posible, que intentásemos estar relajados, en un ambiente de tranquilidad, y que confiásemos en Moisés, porque él sabía lo que necesitaba.
Esa misma tarde dormí la siesta con Moisés encima, los dos desnudos y tapados con una mantita, fue un momento muy chulo, pero además, justo después de esa siesta, cuando se enganchó al pecho, nos dimos cuenta de que sí estaba sacando leche. David y yo estábamos emocionados, no sabíamos si era por el contacto piel con piel que habíamos tenido, pero lo cierto es que en lo que quedó de día no volvió a sacar leche, se enganchaba bien, pero no sacaba nada.
Al día siguiente, volví a dormir la siesta con él igual que el día anterior. Y cuál fue nuestra sorpresa al ver que cuando se despertó, se enganchó al pecho y ¡volvió a sacar leche! Ahora sí estábamos seguros que había sido el contacto piel con piel. Nos parecía mágico, pero lo habíamos experimentado nosotros mismos.
Desde ese momento, decidimos que tendríamos a Moisés en contacto nuestro constantemente. Y ese fue el final de nuestro problema con la lactancia. Moisés empezó a pedir teta casi constantemente, y dejó de querer biberones. Para David y para mi fue una tranquilidad, y un placer tener a Moisés siempre con nosotros.
Gracias a ese contacto (¡para nosotros milagroso!), llegamos a compenetrarnos con él muy rápidamente, era más fácil estar atentos a sus necesidades, fuimos notando cómo Moisés se iba relajando, y prácticamente todo empezó a fluir mucho mejor.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Que no, que la leche de vaca no produce mocos

El frío parece que ya llega para quedarse, así que acompañándole llegan los resfriados, los mocos, las bronquitis, las laringitis y en definitiva todos los “itis” que estén asociados al sistema respiratorio.

Esto hace que muchos padres busquen prevenir antes que curar y busquen soluciones antes de que aparezcan los problemas. Entonces es cuando llegan los diálogos entre padres del “a mí me funciona esto” y el “a mí me va genial con…”, entre los que se encuentra la frase: “yo leche no les doy, porque produce mocos”.

Así que cuando un niño se resfría o enferma, además de tomar las medidas pertinentes para solventar los síntomas, muchos padres dejan de dar leche a sus hijos. Otros, aún más atrevidos, no les dan aunque estén sanos, para evitar el primer moco.

La realidad es que, a día de hoy, no hay ninguna evidencia que pueda demostrar que la leche de vaca produce mocos y si no se puede demostrar que exista dicha relación se puede decir que se trata de un mito o de una leyenda urbana sin fundamento que está haciendo que muchos niños no tomen leche.

Leche y mocos, juntos, pero no revueltos

Lo que tienen en común los mocos con la leche es que los que más viven con ambas cosas son los niños. Los primeros años de los niños son un ir y venir de infecciones de todo tipo, básicamente porque los niños son personitas cuyo sistema inmunológico es todavía inmaduro y no solo lo cogen todo, sino que les cuesta soltarlo. Si a esto sumamos que hoy en día la mayoría va a la guardería o al colegio, tienes un montón de niños juntos que se van pasando los virus como quien se pasa una pelota.

En esos primeros años los niños beben mucha leche y lo hacen porque es uno de los alimentos esenciales en esa etapa: es fuente de calcio y vitaminas (sobretodo A y D) y contiene lactosa, que ha demostrado ser un elemento importante a la hora de absorber correctamente el calcio.

Entonces, coincidiendo en el tiempo un alto consumo de leche (materna, artificial o de vaca) con un gran número de infecciones, toses y mocos, alguien debió de hacer una de esas asociaciones absurdas que acaban calando hondo y que llegan a generar un consejo de salud (“deja la leche, que produce mocos”) que mucha gente acaba siguiendo porque se lo cree.

Pero, podemos vivir sin leche

Se duda mucho de la conveniencia de tomar leche de vaca o no hacerlo los primeros años, hasta el punto que muchas familias han dejado de dar leche de vaca a los niños, sustituyéndola por bebidas a base de soja o almendra, que poco tienen que ver con la leche (empezando por que ni es leche, ni tiene lactosa, por ejemplo).

La realidad es que sí, los niños necesitan beber leche. Prueba de ello es que durante los primeros años todos toleramos (excepto los que nacen ya con la intolerancia) la lactosa sin problemas para después ir perdiendo las lactasas, enzimas que digieren la lactosa. Esto es porque venimos preparados para tomar leche de nuestra madre y, una vez hecho el destete, las lactasas empiezan a disminuir (más o menos se calcula que un niño que después del periodo de amamantamiento no toma lácteos de vaca tendrá, a los 4 años, un 90% de la lactasa que tenía cuando era más pequeño).

Si un niño, tras destetarse, sigue tomando lácteos de vaca de manera habitual, lo más probable es que siga produciendo lactasa y no llegue a ser intolerante, aunque hay un 15% de personas que en la edad adulta sí tendrá dicha intolerancia (hablo de España).

Los adultos podemos vivir sin leche, como podemos vivir sin fruta, sin verdura o sin pan. Otra cosa es que sea recomendable hacerlo o que simplemente encontremos las fuentes de calcio y vitaminas en otra parte. Los niños, en cambio, sí necesitan leche: es lo primero que buscan cuando nacen y es con lo que se alimentan de manera exclusiva los primeros seis meses. Pasados esos meses, e incluso pasados los 4 años que hemos mencionado más arriba, sigue siendo igual de buena e igual de recomendable.

Pero el médico me dijo…

Lo más extraño del asunto, o quizás no tanto, porque muchos consejos médicos carecen de fundamente científico, es que muchas veces son los propios médicos y pediatras los que recomiendan evitar los lácteos en época de mocos. Esto hace que muchos niños no estén tomando leche en una época en la que necesitan más calcio que nunca, porque están creciendo.

No es que no se pueda vivir sin leche, que ya hemos dicho que se puede, el problema es que muchos niños, si no toman leche, podrían no llegar a tomar el mínimo de calcio necesario o tomarlo y no llegar a absorberlo correctamente.

Repito: no hay relación entre los mocos y el consumo de leche, así que si tu hijo tiene mocos, que beba mucha agua y que siga bebiendo leche y comiendo yogures y queso como siempre.

Vía Bebés y más por Armando