martes, 28 de junio de 2011

Presiones Externas


De la misma manera que tu bebé es una parte importante de tu vida, él es también importante para los demás. Estas personas que aman a tu bebé tienen un vínculo contigo y con el bebé de una manera tan especial que invita a dar consejos. Sabiéndolo, tienes un motivo para manejar esta interferencia amablemente, de modo que los sentimientos de los demás no se vean afectados.

Independientemente del consejo, es tu bebé, y al final, le educarás de la manera que tú consideres mejor. Así que, normalmente, no vale la pena empezar una discusión por sus comentarios con una persona que te quiere bien. Puedes responder a consejos no deseados de varias formas:

Escucha primero
Es natural estar a la defensiva si te sientes juzgada; pero normalmente no estás siendo criticada. De hecho, la otra persona habitualmente está compartiendo contigo lo que siente que es importante para ella. Intenta escucharla, puedes aprender algo interesante.

Ignora
Si sabes que no hay manera de convencer a la otra persona para que cambie de parecer, simplemente sonríe, asiente y responde con frases sin compromiso, como "Interesante". Luego, sigue tus propias ideas, a tu manera.

Asiente
Puedes encontrar una parte del consejo que sea de tu aprobación. Si es el caso, comunícale que estás completamente de acuerdo con ese tema.

Elige tus discusiones
Si tu suegra insiste en que el bebé lleve un gorrito para pasear por el parque, ponle uno. No le causará ningún mal a largo plazo, y calmará a tu suegra. Sin embargo, no cedas en otras cuestiones que sí son importantes para ti, o para la salud o bienestar de tu hijo.

Deja las cosas claras
Si tu hermano te presiona para que dejes llorar al bebé hasta que se duerma, algo que tú nunca harías, no te quejes delante de él de que tienes que levantarte varias veces por la noche. Si él saca el tema, la distracción es tu mejor arma, como "¿te apetece un café?"


Edúcate a ti misma
El conocimiento es el poder; protégete a ti misma y a tu familia leyendo acerca de opciones de crianza. Confía siempre en que estás haciendo lo mejor para tu bebé.

Educa a la otra persona
Si tu "maestro" te está dando información que sabes que está desfasada o es errónea, comparte lo que has aprendido sobre el tema. Puedes conseguir que la otra persona abra su mente. Menciona el libro, estudio o artículo que has leído.

Menciona un médico
Mucha gente sólo acepta un punto de vista si un profesional lo ha validado. Si tu propio pediatra está de acuerdo con tu posición, di "mi doctor me dijo que esperara hasta que ella tenga seis meses antes de darle papillas". Si tu propio pediatra no está de acuerdo con la idea, refiérete a otro médico, tal vez el autor de un libro sobre cuidado de bebés.

Usa términos vagos
Puedes evitar la confrontación con una respuesta elusiva. Por ejemplo, si tu hermana te pregunta si ya habéis empezado a retirarle el pañal (pero estáis todavía muy lejos de incluso empezar), puedes contestar "estamos en ello".

¡Pide ayuda!
Tu "consejero" es probablemente un experto en algunos temas con los que puedes estar de acuerdo. Búscalos e invítale a que te guíe. Se sentirá muy feliz por ayudarte y tú estarás contenta por haber encontrado una manera de no enfrentarte con él sobre aquellos temas en que, definitivamente, no estás de acuerdo.


Memoriza una respuesta estándar
Este es un comentario que se puede usar como respuesta a casi cualquier consejo: "Esta puede no ser la mejor manera para ti, pero sí es la mejor manera para mí."

Se honesta
Intenta ser honesta con tus sentimientos. Busca un momento tranquilo, libre de distracciones, y elige tus palabras cuidadosamente, como "Sé cuanto quieres a Daniel, y estoy muy contenta de que pases tanto tiempo con él. Sé que crees que me ayudas cuando me das un consejo sobre esto, pero estoy a gusto con mi propia decisión y realmente me gustaría mucho que lo entendieras."

Busca un intermediario
Si la situación está haciendo que la relación con el consultor sea insostenible, puede ser necesario preguntar a otra persona para que medie en la situación.

Busca otros amigos con ideas similares
Únete a un grupo de soporte o a un foro de Internet con personas que compartan tu filosofía de crianza. Hablar con otros que están también criando a sus hijos de una manera parecida a la tuya te puede dar la fortaleza que necesitas para enfrentarte a personas que no comparten tus puntos de vista.

Este artículo es un extracto del libro Gentle Baby Care de Elizabeth Pantley. (McGraw-Hill, 2003)

domingo, 26 de junio de 2011

Lactancia Materna Prolongada


Hace unos dias explicábamos la recomendación de lactancia materna exclusiva hasta los seis meses. A partir de ese momento y hasta el año la leche debería seguir siendo el principal alimento con la complementación de otros nutrientes.

Desde los 12 meses la leche materna sigue siendo un alimento incomparable en la dieta de los niños y por eso la recomendación de la OMS y de la mayoría de asociaciones y organismos relacionados con la salud es la de continuar con la lactancia materna hasta los dos años o más o hasta que la madre y el hijo lo deseen.

Hay poca información científica relativa al amamantamiento en la edad comprendida entre los 12 y los 24 meses y en adelante pues son pocos los niños que llegan a esas edades siendo amamantados, sin embargo la información disponible indica que incluso después de los dos años de edad la leche materna sigue siendo un excelente aporte de calorías y nutrientes.

El periodo que comprende entre el nacimiento y los dos años de edad es vital para el desarrollo, el crecimiento y la salud de una persona. A continuación explicaremos por qué no se recomienda suprimir la leche materna durante este periodo crítico.

La leche materna sigue siendo el mejor alimento.

La leche materna tiene un contenido de grasa relativamente alto comparada con la mayoría de los alimentos complementarios. Es una fuente clave de energía y ácidos grasos esenciales, que tienen una relación directa con el desarrollo cerebral de los niños y sigue siendo el alimento más completo desde el punto de vista nutricional.

La leche materna se adapta a la edad del niño que la toma. Esto quiere decir que a medida que el niño crece la leche aporta más calorías.

Aporta beneficios psicológicos y un mejor desarrollo cognitivo.
Varios estudios han descrito ya los numerosos beneficios psicológicos de los niños amamantados. La lactancia proporciona alimento, consuelo, ternura, comunicación entre madre e hijo, contacto y traspaso de oxitocina (la hormona del amor) de madre a hijo (y aumento de la misma en la madre).

A pesar de los muchos prejuicios populares en torno a amamantar a niños mayorcitos (aunque quizá habría que definir qué es un niño mayorcito, pues hay personas que consideran que mayorcito para mamar es un niño de 4 meses y hay otras para las que no lo es hasta pasados los 12-15 meses), no existe ninguna evidencia que asocie la lactancia materna con problemas de desajuste emocional o social.

Lawrence Gartner, presidente del grupo de trabajo de lactancia de la AAP (Asociación Americana de Pediatría) explicó en la última declaración que se ha hecho al respecto, que data de 1997, que “la Academia no ha establecido un límite (para la lactancia). Hay niños que son amamantados hasta los 4,5 o 6 años. Esto puede ser poco frecuente, pero no perjudicial”.

Fergusson y colaboradores mostraron en 1999 que los niños de 15 a 18 años que habían sido amamantados durante más tiempo presentaban mejores niveles de apego a sus padres y consideraban a sus madres menos sobreprotectoras, pero que se ocupaban más de su cuidado, si se les comparaba con jóvenes que hubieran sido alimentados con leche de fórmula.

Angelsen N y colaboradores concluyeron en 2001 que un mayor tiempo de lactancia materna beneficiaba el desarrollo cognitivo de los bebés. Para este estudio compararon a niños que no habían llegado a los 3 meses de lactancia materna, a los que se quedaron entre los 3 y los 6 y a los que fueron amamantados 6 meses o más. El resultado fue que aquellos que fueron amamantados más tiempo obtenían mejores puntuaciones en los tests cognitivos realizados a los 13 meses y a los 5 años.

Continúa ofreciendo protección inmunitaria.



El sistema inmunológico de un niño madura definitivamente en una edad comprendida entre los 2 y los 6 años de edad. La leche materna es una fuente incomparable de defensas (de hecho la concentración de células inmunológicas en la leche aumenta en el segundo año) por lo que el niño amamantado seguirá beneficiándose del aporte de defensas materno mientras su propio sistema acaba de madurar.

Esto se hace evidente en situación de enfermedad cuando el apetito de los niños por otros alimentos desciende pero la ingesta de leche materna se mantiene. En patologías gastrointestinales sobretodo, supone el mejor recurso de alimentación e hidratación, mejorando la recuperación de los niños.

Se ha constatado también que cuando un niño es vacunado la lactancia materna aumenta la respuesta inmunológica, estimulando aún más el sistema inmunitario del lactante.

La lactancia materna hasta al menos los dos años, y esta es una de las razones más importantes para esta recomendación, protege ante la diabetes tipo 1.

Numerosos estudios sugieren la relación entre la diabetes tipo 1 y la introducción antes del primer año de vida de productos que contienen proteínas de leche de vaca intactas (derivados de la leche no adaptados).

Es un factor de protección frente a la obesidad infantil
Los niños amamantados son generalmente más delgados y se ha observado que parece ser un factor protector de la obesidad.

A mayor duración de la lactancia, menor riesgo de obesidad y sobrepeso. Se ha demostrado una prevalencia de obesidad a los 5-6 años de edad del 4,5% en niños no amamantados, del 3,8% en los amamantados durante 2 meses, del 2,3% de 3 a 5 meses, del 1,7% los amamantados entre 6 y 12 meses y del 0,8% en aquellos con lactancias superiores al año de edad.

A más tiempo amamantando, mayores beneficios para la madre


Cuanto más tiempo amamante una mujer, mayores son los beneficios.

La lactancia a demanda retrasa la menstruación en muchas mujeres. Las necesidades de hierro en la dieta materna se reducen a la mitad. Esto hace, además, que el momento de fertilidad se atrase.

Disminuye el riesgo de fracturas por osteoporosis en la edad anciana. Se desconoce la causa pero se ha evidenciado en estudios con personas de edad avanzada que aquellas mujeres que dieron de mamar más tiempo padecen en la actualidad menos fracturas.

Reduce el riesgo de cáncer de mama y ovarios. Por cada 12 meses de aumento de la duración media de lactancia materna en las poblaciones de los países desarrollados se podrían evitar más de 50.000 casos de cáncer. Esto equivale a un 4,6% de disminución de riesgo para una mujer por cada 12 meses que da el pecho.

Como veis los beneficios conocidos tanto para la mamá como para el bebé son numerosos. Según demuestran los estudios antropológicos la edad natural del destete es entre los dos y los siete años y cada vez hay más niños que son amamantados hasta edades avanzadas (los 4,5 o 6 que comentó el presidente de la AAP hace más de diez años).

¿Hasta cuándo dar de mamar a un niño? A pesar de todo lo explicado la respuesta es clara: hasta cuando la madre y el niño quieran.

viernes, 24 de junio de 2011

Porqué Lactancia Materna

La leche materna es el mejor alimento que una madre puede ofrecer a su hijo recién nacido. No solo considerando su composición sino también en el aspecto emocional ya que el vínculo afectivo que se establece entre una madre y su bebé amamantado constituye una experiencia especial, singular e intensa.Existen sólidas bases científicas que demuestran que la lactancia materna es beneficiosa para el niño, para la madre y para la sociedad, en todos los países del mundo.
Comité de Lactancia Materna de la AEP


1-Es importante iniciar la lactancia dentro de la primera hora tras el parto. El bebé está muy despierto, alerta y con un fuerte instinto de búsqueda, listo para cogerse al pecho. Esta conducta resulta muy sensible a las interferencias externas, evita en la medida de lo posible que os separen.

2-Los primeros días el pecho produce calostro, un líquido espeso y amarillento rico en proteínas, vitaminas, calorías y agentes inmunológicos. Cubre perfectamente las necesidades del recién nacido, le ayuda a mantener los niveles de azúcar en sangre, a eliminar el meconio y el exceso de bilirrubina.

3-Los recién nacidos hacen entre 8 y 12 tomas repartidas entre el día y la noche. Ofrécele el pecho con frecuencia, sin mirar el reloj y deja que lo suelte él mismo cuando esté saciado. La lactancia no tiene horarios. Amamantar por la noche favorece la producción láctea.

4-El niño que toma pecho a demanda no necesita agua, zumos ni infusiones

5-La producción de leche depende en gran medida de la frecuencia de las tomas. Amamanta a tu bebé cada vez que lo pida para asegurar que tu cuerpo produce la cantidad justa que el bebé necesita.

6-Los primeros días el bebé requiere dedicación absoluta. Es importante contar con ayuda para la organización de la casa y que la mamá pueda concentrarse en ella y en su recién nacido. Intenta restringir las visitas al máximo durante los primeros días y si puede ser, que tu pareja se ocupe de éstas.

7-El contacto piel con piel estimula la producción de leche y refuerza el vínculo con el bebé. Practícalo cada vez que tengas ocasión: pon al bebé desnudo sobre tu pecho igualmente desnudo y disfruta de ese momento de intimidad y ternura.

8-Chupetes y tetinas están desaconsejados durante las primeras semanas del bebé y hasta que la lactancia esté bien establecida. Evitaremos así crear confusión en la manera de succionar.

9-La lactancia materna también es beneficiosa para la salud de la madre: previene el cáncer de mama y el de ovario, disminuyendo también el riesgo de fracturas por osteoporosis y la pérdida de hierro.

10-La OMS y UNICEF recomiendan lactancia materna exclusiva durante los 6 primeros meses y hasta los dos años o más combinada con otros alimentos.

miércoles, 22 de junio de 2011

El abrazo mas esperado


(Foto de Ibone Olza)

Con este titular damos fín a la terrible pesadilla que han pasado Habiba y su hija.
Os dejamos algunos enlaces que narran el final feliz que tanto esperabamos, aunque no hay que olvidar que todavía hay muchas Habibas y Almas esperando rencontrarse.
Desde aquí os deseamos lo mejor. Enhorabuena y gracias a todas las personas que lo han hecho posible.

http://www.elpais.com/articulo/espana/Habiba/recupera/hija/elpepuesp/20110622elpepunac_16/Tes

http://www.elmundo.es/elmundo/2011/06/22/espana/1308756420.html

martes, 21 de junio de 2011

Retirar el pañal o controlar esfínteres

Este artículo no tiene que ver mucho con la lactancia materna o sí, me explico.
No tiene nada que ver, una cosa es el control de esfinteres y otra el dar el pecho, aunque si lo que buscamos es la autorregulación del pequeño, el atender las necesidades básicas del mismo, el respeto a su propio ritmo de maduración, entonces sí que tiene mucho que ver. Estamos entrando en el verano, y muchos padres oirán la famosa frase: el verano de los dos años, le tienes que quitar el pañal...es por esto que os dejamos este texto de Carlos González, un extracto del libro Besame Mucho, que seguro aclara alguna que otra duda, o por lo menos nos hace pensar que nuestros hijos son los que marcan el ritmo, no los demás.


Cuándo y cómo quitar los pañales
Muchas veces se habla de «aprendizaje del control de esfínteres » y eso deja a los padres vagamente intranquilos.
Porqué, aparentemente, un aprendizaje requiere una enseñanza. ¿Quién y cómo ha de enseñar al niño a controlar sus esfínteres, sea eso lo que sea? Pues no, aprender a no hacerse pipí encima, lo mismo que aprender a caminar, a sentarse o a hablar, son cosas que no requieren estudio ni enseñanza.
Existen niños de diez años y también adultos que no saben leer o que no tocan el piano porque nadie les enseñó. Los padres tienen que hacer algo (enseñar a su hijo o buscarle un profesor o una escuela) si quieren que aprenda esa y muchas otras cosas. Pero no hay niños de diez años que no sepan caminar, sentarse o hablar, o que se hagan pipí encima (despiertos).
Todos los niños sanos (y buena parte de los enfermos) controlan perfectamente el pipí (de día) y la caca a los cuatro años o bastante antes. Por lo tanto, la pregunta no es «¿qué tengo que hacer para que mi hijo aprenda a usar el retrete?», pues haga usted lo que haga, tanto si lo hace todo «bien» como si lo hace todo «mal», o incluso aunque no haga nada de nada, su hijo aprenderá. La pregunta es «¿qué puedo hacer para que mi hijo no sufra mientras aprende a usar el retrete?» Y la respuesta es «más vale que no haga nada». O que haga lo menos posible.
Cuando los padres hacen algo, cuando sientan al niño a ciertas horas en el orinal, cuando le obligan a estar sentado hasta que hace algo, cuando le riñen si se lo hace encima, a la larga el niño aprenderá también a ir al retrete, pero será desgraciado en el proceso (y sus padres también). En casos extremos, es probable que ciertas «enseñanzas» desafortunadas puedan retrasar el aprendizaje o producir en el niño un rechazo a defecar que se convertirá en estreñimiento.



Pero si no le quitamos nunca el pañal, ¿cómo aprenderá? ¿No seguirá llevando pañal toda la vida? Lo dudo. No conozco a nadie que haya hecho la prueba; pero sospecho que, incluso si los padres no tomasen nunca la iniciativa, todos los niños acabarían por arrancarse el pañal ellos mismos.
Nadie va con pañal por la calle a los quince años. Pero el caso es que los pañales cuestan dinero y cambiarlos cuesta un esfuerzo, y casi todos los padres hacen, antes o después, un esfuerzo para quitar el pañal a sus hijos. En principio, eso no debería traer ningún problema.
El pañal es algo totalmente artificial, un invento relativamente reciente que no busca la comodidad del niño, sino la de sus padres. Los niños no necesitan pañal. Muchos padres le quitan a su hijo el pañal en verano y que sea lo que Dios quiera. Incluso antes del año, cuando saben que es imposible que el bebé controle el pipí y la caca de forma voluntaria. Para hacerlo, por supuesto, es conveniente no tener alfombras ni moquetas en casa, y es necesario estar dispuesto a fregar cualquier rincón en cualquier momento, sin el menor reproche.
Así se ahorra el niño algunas escoceduras por el calor y los padres mucho dinero en pañales. Al final del verano, si (como era de esperar) el niño se lo sigue haciendo todo encima, se le vuelve a poner el pañal y tan contentos. En el primer verano después de los dos años, cuando de verdad hay alguna esperanza de cambio, los padres pueden explicarle al niño lo que se espera de él: «Cuando tengas ganas de hacer pipí o caca, avisa. » Pero, por supuesto, no se harán pesados preguntando cada media hora (basta con que lo expliquen una vez en junio o, como mucho, cada quince días), ni lo sentarán en el orinal cuando no lo ha pedido, ni le reñirán o criticarán ni se burlarán de él por los escapes o por las falsas alarmas, ni mostrarán impaciencia.
Puede ser útil preguntarle si prefiere usar el retrete, como papá y mamá, o un orinal (y que elija el que más le gusta) o un adaptador para el retrete.
Mientras no haya un mínimo control, es prudente ponerle el pañal para salir a la calle. Algunos niños logran el control en este verano, otros en el siguiente. Algunos, por supuesto, alcanzan la madurez entre medias y piden que se les quite el pañal en invierno («¿Estás seguro?» «Sí. » «Bueno, vamos a hacer la prueba. ») Quitar el pañal, decíamos, no habría de traer ningún problema, pero a veces lo trae. Incluso sin obligarles, sin reñirles, sin ponerse pesado y sin hacer comentarios ofensivos, algunos niños se niegan a que les quiten el pañal.
Están tan acostumbrados a llevarlo, que no se imaginan la vida sin él. Explíquele a su hijo que no importa que se haga pipí o caca en cualquier sitio, que no se va a enfadar. Pero si a pesar de todo le pide un pañal, póngaselo sin rechistar. Al fin y al cabo, la idea no fue suya; fueron sus padres los que decidieron ponerle pañal cuando nació y no es culpa del pobre chico si se ha acostumbrado.
Es posible que un niño que al año y medio se dejó quitar el pañal, se niegue a los dos años y medio. No insista, no atosigue, simplemente dígale: «Bueno, cuando quieras que te lo quite, avisa», y ya está. Algunos niños están contentos de ir sin pañal, pero se sienten incapaces de usar el orinal. Notan que van a hacer algo, avisan, pero no quieren sentarse en ningún sitio. Quieren el pañal. A veces, durante una temporada, hay que ponerles un pañal cada vez que han de hacer pipí o caca. A algunos, que juegan desnudos en la playa, hay que ponerles un pañal para que hagan pipí. No se asombre, no se queje, no se ría. Póngale el pañal sin discutir, que ya falta bien poco.


Algunos niños, más tímidos, no se atreven a pedir el pañal, pero tampoco a usar el orinal, e intentan retenerse lo más posible. Algunos llegan a sufrir estreñimiento. Si observa que su hijo deja de hacer caca cuando le quitan el pañal, pruebe a ponérselo otra vez (incluso si no lo ha pedido). No es malo volver a usar el pañal después de unos días o meses sin él. No es un paso atrás ni un retroceso, ni le hace ningún daño al niño. A no ser, claro, que él se niegue. Nos vamos ahora al otro extremo, al del niño que no es capaz de controlarse, pero insiste en que le quiten el pañal o en que no se lo vuelvan a poner si se lo habían quitado en verano.
Como siempre, es importante hablar con el niño y ser respetuoso. Si sólo hay fallos ocasionales, es mejor hacerle caso. Si el control es nulo, tal vez pueda convencerle de que se lo deje poner. Pero si se niega en redondo, si llora para que no le pongan el pañal, si lo vive como un fracaso o una humillación, es mejor también hacerle caso, tal vez intentar llegar a una solución de compromiso («puedes ir sin pañal por casa, pero si salimos a pasear te lo has de poner»).
A veces hay que renunciar a salir de casa durante unas semanas para no tener un drama, lo que no deja de ser una lata. Por eso es importante no ponerse pesados con el asunto, no lanzar indirectas y puyas, que nadie le vaya diciendo al pobre niño «qué vergüenza, tan mayor y con pañales», «a ver si aprendes a ir al retrete de una vez», «si te lo vuelves a hacer encima, te tendré que poner pañales como a una niña pequeña» y otras lindezas. Nunca hay que hablar así a un niño, ni en este tema ni en otros. Todos los niños normales saben controlarse de día, sin necesidad de enseñarles nada.
Si su hijo se sigue haciendo caca o pipí encima después de los cuatro años (salvo algún accidente muy de tarde en tarde con el pipí), consulte al pediatra. Cuando hay problemas, con frecuencia son de origen psicológico (a veces debido precisamente a intentos de «enseñarles» a usar el orinal por las malas y otras veces, manifestación de otros conflictos o de celos). En algunos casos, la defecación involuntaria (encopresis) es consecuencia del estreñimiento: se forma una bola que irrita la mucosa rectal y produce una falsa diarrea. El niño no lo hace a propósito, y las burlas y castigos no harán más que empeorar el problema. Pero las noches son muy distintas.
Aunque muchos niños pueden dormir secos a los tres años, otros muchos se hacen pipí en la cama (enuresis nocturna) hasta la adolescencia o incluso toda la vida. Durante la Primera Guerra Mundial, el 1 por ciento de los reclutas norteamericanos fue declarado no apto para el servicio por enuresis. La enuresis nocturna casi nunca tiene causa orgánica o psicológica, sino que depende de la maduración neurológica y de las características genéticas (va por familias). Algunos niños consiguen no hacerse pipí en un día especial (por ejemplo, en casa de un amigo), a costa de pasar la noche prácticamente en vela. Por supuesto, no pueden hacerlo muchos días seguidos.
Por desgracia, algunos padres no comprenden el enorme esfuerzo que han hecho y se lo echan en cara («en casa de Pablo bien que espabilaste, pero aquí no te preocupas, claro, como estoy yo para lavar sábanas»). Este tipo de comentarios, además de cruel, es falso.
Hace poco, una madre comentaba en un foro de Internet que su hija de siete años se hacía pis en la cama. Otra madre le contestaba así:
Yo estuve haciéndome pis hasta los dieciséis años, y peor que me sentía y más acomplejada que nadie… Me tiraba las noches en vela para no mojar la cama, y en cinco minutos que el sueño me rendía, me hacía pis; estaba desde el medio día sin beber nada, era horrible, y seguía haciéndome pis; me levantaba por la noche a lavar mis sábanas para que no se enteraran… No la regañes, no la responsabilices, es una enfermedad, de pronto un día dejé de hacérmelo. Mi hijo mayor se hizo pis hasta los trece años…

Carlos Gonzalez
Extraído de su libro ”Bésame Mucho”

Todos somos Habiba


Como much@s sabreis el tema de Habiba está en boca de todos por desgracia, a las que no lo sepais, Habiba es una joven madre de 22 años con poca suerte en la vida salvo la de tener una preciosa hija de 15 meses Alma, a la que hasta hace unos 2 meses criaba con apego y amamantaba como indica la OMS que es lo recomendable.
En una precaria situación económica, estaban acogidas en una residencia para madres jóvenes en la Comunidad de Madrid, donde se lleva a cabo un programa para enseñar a las residentes "unas correctas habilidades maternales" que al parecer consisten en propiciar el destete temprano de los niños y el desapego, además de considerar perniciosas actividades como el porteo, la lactancia a demanda o el colecho.

Por lo visto esta forma de crianza se ve como como "perjudiciales para la niña" por lo que resolvieron quitarle la custodia a la madre, trasladar a la niña a otra institución y acto seguido expulsar a la madre de la residencia.

Con esta tremenda indiferencia con la que estan actuando los correspondientes organismos, muchas madres como nosotras que amamantamos a demanda, practicamos colecho y porteo, todo avalado cientificamente con sus recomendaciones, no podemos mas que indignarnos y poner nuestro granito de arena ayudando a difundir la triste noticia e invitandos a participar en el envío de cartas o la difusión de las mismas para que Habiba y Alma vuelvan a estar juntas.
En este enlace http://todossomoshabiba.blogspot.com/ podeis colaborar enviando cartas de protesta e indica donde enviarlas.
Desde el grupo De Mare a Mare, cada una de nosotras personalmente hemos accedido a ellas y las hemos difundido, si piensas que la causa lo merece, por favor actua.
TODOS SOMOS HABIBA, TODOS SOMOS ALMA.

jueves, 16 de junio de 2011

Lactancia y Autorregulación








Reich formuló su Teoría de la Autorregulación en oposición al psicoanálisis y su Teoría de la Frustración. Según la Teoría de la Frustración para que un niño avance en su desarrollo es necesario frustrarle, porque sino, no pasaría a la etapa siguiente, se quedaría siempre atascado en el Principio del Placer y no accedería al Principio de Realidad. Según OTTO FENICHEL, psicoanalista, es necesario “enseñar al adulto la conducta apropiada” porque “los instintos pueden ser peligrosos” y necesitan de un control por parte del exterior. Es por ello que los psicoanalistas, aunque varían en cuando al tiempo recomendado de lactancia, hablan siempre de un destete precoz (dentro del primer año de vida). Por ejemplo, WINNICOT recomienda el destete en torno a los 9 meses. La Teoría de la Frustración parte de la idea de que los niños no saben y hay que enseñarles, hay que marcarles el camino para que lleguen a ser seres sociales, a dormir correctamente, a comer lo debido, ... . Estas ideas están detrás de la mayoría de las costumbres en torno a la crianza que vemos a nuestro alrededor. En el fondo hay una desconfianza hacia el niño, se piensa que si se respetan sus necesidades no va a ser capaz de ser autónomo, no podrá salir de la fusión.

Sin embargo, en la práctica se observa que cuanto mas placer ha podido disfrutar un niño, mas creativo se muestra, mas alegre, con mas capacidad para salir de situaciones negativas, para reivindicar lo positivo, para ser sociable, ...Para lograr la independencia es necesario un largo periodo de dependencia, que no interesa a nuestra sociedad.



Reich, que fue también en su inicio psicoanalista, se separó con el tiempo de las ideas de Freud. Hasta entonces el psicoanálisis ortodoxo había observado tan sólo lo que en su época era habitual. Reich tiene en cuenta también los datos aportados por los estudios antropológicos (Malinowsky, ...), a través de los que conoce otros tipos de crianza y sociedades. También sus descubrimientos en su labor como terapeuta le llevan a separarse del psicoanálisis tanto en su forma de trabajar como en la explicación del origen de los problemas (además, en el trabajo en terapia con adultos puede verse con claridad lo que no hay que hacer con los niñ@s). Posteriormente Reich también amplió sus investigaciones con la



observación del desarrollo de niñ@s en ausencia de intervenciones externas innecesarias y en condiciones idóneas, para tener mas datos acerca del niño sano (hasta entonces sólo se había prestado atención a los posibles trastornos y alteraciones, al niño enfermo, y no al sano).



La Autorregulación es la capacidad, presente en todos los seres vivos (unicelulares y pluricelulares), de regular espontáneamente las propias funciones vitales, de conectar con las propias necesidades básicas y buscar su satisfacción. Por necesidades básicas entendemos el alimento, el descanso, la actividad sexual (cuando hablo de actividad sexual, no me refiero a actividad genital exclusivamente, sino a la sexualidad en un sentido amplio, a todo lo relacionado con el placer) y la vivencia de seguridad afectiva (Ej.: Llevar a los bebes en brazos era una necesidad primaria para defenderlos de los depredadores). Cuando Es decir, como seres vivos que somos, nacemos con la capacidad de saber qué es lo que nos da placer, seguridad, lo que nos nutre, lo que necesitamos dormir, ... y de dar los pasos necesarios para lograrlo. Todas estas cosas no se aprenden, ya las sabemos, y cambian en función del nivel de maduración. Y desgraciadamente, si esta capacidad de autorregulación no se puede ejercer debido a intervenciones exteriores, se puede perder. Autorregulación es algo que viene de dentro, y se opone a “Educación”, que es algo que viene de fuera.

Pues bien, en el inicio de la vida extra-uterina, la lactancia materna es el medio a través del cual los bebés cubren todas las necesidades primarias mencionadas: les proporciona alimento, seguridad, afecto, placer y descanso (los bebés en general se duermen al pecho).





Tanto la O.M.S. como UNICEF recomiendan un mínimo de 6 meses de lactancia exclusiva a demanda, y un mínimo de dos años de lactancia combinada con otros alimentos. La lactancia materna compensa la inmadurez de su sistema inmunológico y es sin duda el mejor alimento para el bebé, que se adapta además a sus necesidades cambiantes. Cualquier leche de fórmula no hace sino intentar imitar a la materna. Además la leche materna no es siempre exactamente igual: la del inicio contiene mas agua, la que viene a continuación mas cantidad de proteínas y la del final es mas grasa. Esto hace posible que el bebé pueda regular su ALIMENTACIÓN a través de la duración de sus tomas, del tiempo que pasa sin mamar, mamando de un pecho o de los dos, ... siempre que no introduzcamos elementos extraños (chupete, biberón, ...) o intentos de control externo (reloj, ...). Además como la producción de leche materna se origina en función de la succión, nos encontramos con que cada madre produce la cantidad de leche que su hijo, y no otro (todos somos distintos), necesita. Si sus necesidades de nutrientes se incrementan, mamará mas frecuentemente una temporada hasta lograr un nuevo equilibrio.



La lactancia materna también produce PLACER. En el inicio de la vida la boca es el lugar del cuerpo mas cargado energéticamente. El bebé, cuyo desarrollo es cefalo-caudal (es decir, madura primero sus ojos, su boca, ... después sus brazos y mitad superior del cuerpo, ... y por último sus piernas ya cercano al año de vida), se relaciona con su entorno principalmente a través de la boca. A través de la boca conoce el mundo y su propio cuerpo (primero los dedos, las manos, luego los pies, ... y poco a poco cualquier otra parte del cuerpo u objeto al que pueda tener acceso), y esta experimentación le produce placer. En palabras de Michel ODENT, “La sexualidad es un todo, en todos los episodios de la vida sexual, nacimiento, lactancia, ... son las mismas hormonas (oxitocina, prolactina, endorfinas, adrenalina) las que están implicadas y el mismo escenario el que se reproduce”. De hecho, cuando la lactancia es satisfactoria, pueden observarse en bebés muy pequeños orgasmos orales (los bebés se sonrojan, los labios comienzan a temblar, los ojos se entornan y acaban relajados y dormidos), que en un inicio los médicos confundieron con ataques epilépticos. Desde el punto de vista Reichiano, el orgasmo es el medio a través del cual regulamos la energía de nuestro organismo, evitando que se acumule energía que podría producir con el tiempo enfermedades.

La lactancia materna también debiera producir placer en las madres (y en muchas mujeres es así), y es precisamente el motivo por el cual se mantiene la lactancia en otras especies mamíferas, es lo que “motiva” a las hembras a amamantar). Los motivos que han llevado a que muchas mujeres no sientan el amamantamiento como una experiencia placentera, e incluso en muchos casos sea vivido como algo incómodo, desagradable o incluso doloroso, es un tema que nos llevaría mucho tiempo y que se relaciona estrechamente con el tipo de sociedad en el que vivimos y el modo en que hemos sido criadas.

Por lo tanto, como relación sexual que es, son muy importantes las condiciones en las que se da de mamar. Es necesario un marco de intimidad en el que la madre y el bebé puedan mirarse relajadamente a los ojos y disfrutar del momento. Una vez mas nos encontramos con que todo en la naturaleza está muy bien pensado, porque los bebés comienzan a enfocar rudimentariamente a una distancia de unos 20 cm, precisamente la distancia que separa los ojos de la madre de los del bebé en la posición de amamantamiento. Por eso una madre que mira amorosamente a su hij@ mientras lo amamanta, previene, tal como afirma Federico Navarro, durante los primeros 15 días de vida el astigmatismo, y durante los primeros meses la miopía.





De hecho, lo primero que hace un bebé al nacer, si el ambiente es lo suficientemente tranquilo y las luces no demasiado potentes, es buscar los ojos de su madre. Busca los ojos de su madre y después su pecho. El mejor momento para comenzar la lactancia es dentro de la primera hora de vida, cuando el instinto de succión es mas fuerte. En ese momento la lactancia no se inicia por hambre (por necesidad de nutrientes), sino por una búsqueda de placer y SEGURIDAD. El bebé acaba de estar unido a través del cordón umbilical a su madre hasta ese mismo momento, por lo que no puede tener hambre. Además, aunque tuviera hambre el calostro no podría saciarle porque, aunque cumple una función muy importante a nivel inmunitario, el calostro no tiene apenas calorías. El contacto de la boca y el pezón y el contacto ocular vienen a sustituir la unión entre la madre y el bebé que durante el embarazo se ha producido a través del cordón umbilical. Por eso proporciona también seguridad. Su madre (sus sonidos, su presencia) es lo único que conoce y su mundo se ampliará muy poco a poco a través de ella. Los bebés necesitan mucho contacto, y ante cualquier susto es lo que les devuelve la calma. La teta es el recurso mas útil para calmar a un bebé (si la madre está calmada, claro) y el mas recomendable, porque un bebé, especialmente durante el primer año de vida, se ve desbordado por sus emociones para las que aun no tiene filtro ni defensa ninguna (así será hasta que el neocortex se ponga en funcionamiento con la aparición del lenguaje, ...). En palabras de OSTERREICH: “las emociones infantiles, mientras duran, ocupan toda la “escena psíquica”, y no dejan sitio para otros elementos; de ahí su carácter total y absoluto”.

¿Y por qué los bebés necesitan tanto contacto? Los cachorros de cualquier otra especie tienen desde muy pronto diversos recursos con los que defenderse: unos vuelan, otros tiene pinchos, otros veneno, otros se camuflan, otros corren, ... En cambio, dada la inmadurez del bebé humano y el largo tiempo en que esta permanece, la especie humana ha tenido que desarrollar otros recursos para poder sobrevivir. El recurso que ha desarrollado nuestra especie es el vínculo. BOWLBY fue el primer autor que comenzó a investigar sobre el tema y su Teoría del Vínculo es el resultado de ello. El vínculo es un lazo establecido entre dos personas que garantiza la supervivencia de la especie, ya que supone la tendencia natural a lograr y mantener un cierto grado de proximidad corporal con respecto a la figura de apego. La primera hora de vida, tal como afirma MICHEL ODENT, es un momento crítico en el que hay una impronta hormonal que favorece después el vínculo. También hemos dicho que es el momento crítico para el inicio de la lactancia (una casualidad mas). Pero el vínculo no es algo inmediato, sino que a partir de aquí hay que ir fomentándolo. El contacto corporal tan estrecho que supone la lactancia, asì como las hormonas que se producen durante ella (por ej.: la oxitocina es conocida también como la hormona del amor y la producción de endorfinas hace mas probable que la madre y el bebé deseen permanecer juntos) favorecen el establecimiento de un vínculo seguro.



En realidad cuando hablamos del Vinculo, hablamos de seguridad, pero también y sobre todo de AFECTO. Afecto y seguridad son dos palabras que en las primeras etapas de la vida son prácticamente inseparables. Un niño que se siente querido es un niño que se siente seguro. De la misma manera que no tiene sentido mirar al reloj para ver si es el momento de dar un abrazo, tampoco tiene mucho sentido mirar al reloj para decidir si amantamos al bebé o no. Si nuestra pareja nos pide un beso, no creo que nos daría por decirle, “no, que te acabo de dar uno hace 5 minutos”. La lactancia a demanda va generando una confianza básica en la vida (mis necesidades son atendidas, el mundo es un lugar agradable) y en uno mismo (“de mi depende, yo valgo” o “de mi no depende, y yo no valgo nada”) que suponen el fundamento de la autoestima. Un niño amamantado a demanda con contacto será confiado, sin alto nivel de ansiedad, y buscará la relación con el otro llegado el momento.



Otra de las necesidades básicas de los bebés es el descanso, y si se lo permitimos, los bebés prefieren dormirse al pecho. Este dormirse en la teta no es un capricho, sino que forma parte de los mecanismos de supervivencia de nuestra especie. Un bebé para sobrevivir necesita de su madre, así que no puede permitirse el lujo de quedarse dormido en cualquier parte. Si se “despiertan” de vez en cuando es también para comprobar que su madre permanece por allí. Necesita tener la seguridad de que su madre está cerca para velar su sueño, sino fuera así los depredadores hubieran acabado con los cachorros humanos en un santiamén.

Además prolongar el sueño artificialmente es peligroso.



Otra cuestión es ¿hasta cuando?. Como decía al inicio, se recomienda un mínimo de dos años de lactancia, pero la verdad es que los dos años son una época difícil para añadir cualquier cambio importante (destete, la llegada de un hermanito, ...) a los que ya se dan de por sí ( vuelta a la madre, control de esfínteres, comienzo del lenguaje, aparecen los rudimentos del pensamiento racional, ...). YOLANDA GONZALEZ recomienda llevar a cabo el destete cercano a los 3 años porque es mucho mas sencillo. A esta edad la etapa oral finaliza y la succión pasa de ser una necesidad a un placer, que además va perdiendo su fuerza frente a otros placeres (masturbación, juegos sexuales con otros niños) que a partir de ahora tomarán protagonismo siempre que su entorno lo permita. Sin embargo, la lactancia puede aun continuar. Diversos estudios que hacen extrapolaciones a partir de otros mamíferos teniendo en cuenta diversos factores (momento de la salida de los dientes definitivos, peso alcanzado en relación a la del adulto, ...) sitúan el fin de la lactancia en torno a los 6 años.



Resumiendo: La alimentación no es el motivo por el cual la lactancia se inicia, ni tampoco después es su única función. La lactancia proporciona, además de nutrientes, placer y una vivencia de seguridad afectiva. Además la lactancia y otros procesos madurativos se ven estrechamente relacionados y recíprocamente potenciados, permitiendo y favoreciendo la autorregulación de muchos procesos madurativos (desarrollo sensorial, desarrollo psicomotor, influencia de la succión en el sistema craneo-sacral, ...).

De todas maneras creo que amamantar a un bebé no puede ser algo impuesto desde fuera, y hay algunos casos en que puede incluso ser contraproducente si ciertos conflictos personales no han podido ser resueltos.

Charla impartida por Estíbalitz Vegas Gonzalez

domingo, 12 de junio de 2011


SOBRE EL LLANTO
Por Rosana Gadea, del equipo pedagógico de La Serrada.


La sonrisa social que aparece hacia el tercer mes de vida de un bebé, suscita alegría y regocijo en los adultos, en cambio, el llanto infantil, emoción vital al igual que la risa, hace aflorar sentimientos a veces contrapuestos. Podemos sentir ternura, ganas de consolar, de acoger, pero al mismo tiempo, en ocasiones nos invade la inquietud, la rabia, incluso la ira... No estaría de más que nos esforzásemos por mirar en nuestro interior para intentar comprender por qué algo tan natural como es el llanto de una criatura, hace que tengamos estos sentimientos. Deberíamos reflexionar y tomar consciencia del porqué de nuestra reacción e intentar así, gestionarla para que no afectase a nuestra relación con los más pequeños. En esta reflexión no podemos olvidar el papel que desempeña la sociedad, qué mensaje trasmite y cuál es su finalidad.
A las madres y padres recientes nos aconsejan que no atendamos los llantos de nuestro bebé, que desoigamos su llamada, su malestar aduciendo razones tan peregrinas como que así ensanchará los pulmones o que de esta manera evitaremos malcriarlo. Pero no podemos obviar que el llanto es la primera herramienta de comunicación con la que nacemos, una de las primeras expresiones emocionales que acontece en el ser humano. Un niño siempre llora por alguna razón concreta, porque siente malestar físico o emocional, y los adultos, como responsables directos debemos atender esa llamada, debemos procurarles bienestar, restablecerlo si se ha perdido. Una criatura pequeña que llora desconsolada está completamente inundada por su emoción, sin poder comprenderla ni canalizarla, salvo a través de la contención, del consuelo, del acompañamiento de un adulto. Un niño más mayor siente profundamente las emociones (miedo, rabia, alegría, tristeza) a lo largo de su desarrollo, y solo muy lentamente, comienza a comprender que responden a un estado pasajero y llegará el momento en que podrá verbalizar el motivo que provoca esas emociones. En ambos casos, bebé y niño mayor, necesitan del adulto que los acompañe para canalizar y aprender progresivamente a gestionar la emoción. No existe mayor herida emocional que la indiferencia y frialdad como única respuesta ante el llanto de un niño. Desatender el llanto de una criatura de manera sistemática es un acto de violencia contra su integridad, un bebé al que se deja llorar “aprende” de manera dolorosa que no va a conseguir nada, sus necesidades no van a ser cubiertas, se quiebra su confianza en el entorno, ya no protesta, se resigna.
Pero a nuestro alrededor seguimos escuchando voces que insisten en que los dejemos llorar, que desoigamos los llantos de nuestros pequeños, que así se harán fuertes… Pero esto no es cierto, serán duros sí, pero no fuertes: el hecho de crecer sin ver sus necesidades primarias atendidas, crea adultos acorazados, des-conectados de sus sentimientos y los de los demás adultos, in-sensibles, duros. Crecer con carencias afectivas produce insatisfacción, angustia, sufrimiento... Nuestra vida adulta no deja de ser el reflejo de la experiencia infantil acaecida en el medio familiar, el medio de relación básico, el que se encuentra en el origen de los comportamientos individuales y sociales posteriores.
La tristeza es una emoción humana, totalmente natural, y no patrimonio exclusivo de los adultos. Existe la creencia, muy poco realista, de que la infancia es un paraíso lleno de felicidad, que nuestras criaturas no sienten tristeza, aunque cada vez hay más voces que dicen que esto no es así. A mediados del siglo XX el psicoanalista René Spitz observó en bebés y niños los efectos claramente negativos, incluso devastadores de limitar los cuidados solo a lo meramente material dejando de lado las necesidades afectivas. Investigaciones médicas recientes realizadas en EE.UU. (1) demuestran que los bebés que no son acariciados suficientemente, tienen un desarrollo cerebral de hasta un 20 y un 30% menor que los bebés que reciben atención afectiva suficiente. Se les denomina “cerebros tristes” porque a pesar de estar totalmente atendidos en sus necesidades nutritivas e higiénicas, tienen hambre de amor y contacto epidérmico. Las repercusiones son muy serias para su desarrollo posterior tanto en el plano emocional como intelectual, citando al neuropsiquiatra Julián de Ajuriaguerra: “ un cerebro que no es acariciado, no se desarrolla bien”.
Hay muchos motivos que pueden parecernos más o menos banales por los que una criatura puede estar triste: separación de sus padres, quedarse con terceras personas cuando no lo desean, incomprensión... Como adultos responsables debemos estar disponibles emocionalmente para nuestros pequeños, acogerlos, contenerlos, trasmitirles la idea de que los queremos y aceptamos tal como son. Si estamos a su lado cuando se sienten felices, también debemos estarlo cuando están tristes. El llanto y la risa son las dos caras de una misma moneda, son esenciales para sentir la vida plenamente, hay que aceptarlas y permitir su expresión como emociones consustanciales a la vida.


(1) Información obtenida del artículo de J.Madeline Nash “Fertile Minds” publicado en la revista TIME, Feb 3, 1997, 50-56; en el original.

jueves, 2 de junio de 2011

Autorregulación y Prevención Infantil

La Prevención Infantil responde a un enfoque Bio-Psico-Social de la salud, y abarca desde el momento de la concepción hasta aproximadamente los 6 o 7 años de vida, época de constitución global del carácter. Este periodo reviste gran importancia, especialmente por dos razones:

- Por un lado hemos de tener en cuenta que ningún otro animal nace tan inmaduro como el ser humano (no puede desplazarse por si mismo, ni alimentarse sin ayuda, ...), de hecho desde diferentes disciplinas se le considera, prácticamente durante todo el primer año de vida, como un feto extra-útero. Esto supone, además de un prolongado tiempo de dependencia natural para garantizar su salud futura a nivel físico, psíquico y emocional, una gran vulnerabilidad de esta primera época de la vida, que se divide en dos periodos críticos: Periodo Crítico Biofísico y Periodo Crítico Psíquico.

- Por otro lado muchas son las investigaciones en diferentes campos (medicina, sicología, sociología, antropología, ...) que nos proporcionan datos acerca de la gran influencia que este periodo inicial tiene de cara a la salud futura de cada individuo en particular (a nivel físico, emocional y psíquico), y de la sociedad de la que forma parte en general.

El cuerpo de conocimientos de lo que entendemos por Prevención Infantil, parte sobre todo del trabajo de Reich y sus colaboradores, aunque también las investigaciones de Bowlby y su Teoría del apego tienen un importante lugar. Los datos que la fundamentan provienen de tres fuentes diferentes:

- las observaciones directas de los niños permiten conocer el desarrollo infantil (sus capacidades en las diferentes etapas, por ejemplo).

- los estudios antropológicos y sociales nos permiten comprobar la correlación existente entre diferentes tipos de crianza, y distintos tipos de sociedades resultantes, ofreciéndonos además otro punto de vista.

- los datos clínicos: el trabajo con adultos en terapia nos corrobora lo que no debemos hacer con los niños.

Si nos preguntasen, la gran mayoría de los padres y madres afirmaríamos que deseamos que nuestros hij@s crezcan sanos, y que el día de mañana sean fuertes, autónomos, seguros, felices, ... Sin embargo, frecuentemente las pautas que se ponen en práctica con los niñ@s van en un dirección muy distinta. Hay padres y madres que no se cuestionan al respecto, simplemente hacen lo que hicieron con ellos, o siguen al pie de la letra consejos de personas que nada saben acerca del desarrollo infantil (el pediatra, por ejemplo), muchas veces esto ocurre por falta de información. Otros tienen inquietudes, y desearían hacer las cosas de un modo distinto, pero se encuentran perdidos ante la gran cantidad de teorías con respecto a la educación, muchas veces contradictorias entre sí. Otros padres y madres tienen bastante claro lo que han de hacer y lo que no, pero en la práctica se sorprenden a si mismos diciendo y haciendo cosas que jamás pensaron que llegarían a hacer o decir. Esto se debe generalmente al enorme peso que tiene sobre nosotros la forma en que fuimos educados. Y es que la crianza es muy complicada, y generalmente nadie se prepara para ella. La Prevención infantil intenta ayudar en todas estas situaciones, para lograr que la generación siguiente sea mas sana que la nuestra a todos los niveles: físico, psíquico y emocional.

En la forma de educar imperante en nuestra sociedad, el objetivo es lograr una rápida adaptación del bebé a la sociedad, de forma que altere lo menos posible el tipo de vida que sus padres llevaban con anterioridad a su llegada, evitando además con ello los posibles cambios en el actual estado de las cosas. Además, se intenta “acostumbrar” a los niños desde pequeños a lo que la sociedad les puede deparar en un futuro, con el objetivo de evitar males mayores. Todos hemos oído frases como: “tiene que hacerse duro”. Pero, paradójicamente, la fortaleza que se intenta implantar queda imposibilitada, porque un ser vulnerable, como lo es un bebé o un niño, dispone de una menor capacidad de defensa ante su medio que los adultos, con lo que, ante la frustración, no le queda otra salida que una adaptación-resignación progresiva. Como resultado, en lugar de niños fuertes, nos encontramos con niños duros, ya que se han rodeado progresivamente de un muro para intentar defenderse del daño producido por la frustración de las necesidades primarias (como el contacto corporal, la atención, las miradas cálidas, ...) y que acaba convirtiéndose en cárcel, ya que su instalación rígida en forma de carácter-coraza limita en un grado elevado el contacto con el exterior de una manera automática y no adaptada a las circunstancias.

En esta forma de educar subyace la Teoría de la Frustración proveniente del psicoanálisis, según la cual, para pasar de una fase a la siguiente, es decir, para poder madurar, es necesario frustración.

(cita de Maria Montero-Ríos)

El enfoque de la Prevención infantil viene a sustituir la Teoría de la Frustración por la Teoría de la Autorregulación, que supone confianza en la capacidad del bebé (y de todo ser vivo) para regular espontáneamente las propias funciones vitales, para conectar con las propias necesidades y buscar su satisfacción. Representa la confianza en la capacidad de l@s niñ@s para desarrollarse en todos los ámbitos (biológico, psicológico y social) según su propio ritmo. En la práctica esto supone que no es necesario enseñar al bebe a dormir, a comer, a relacionarse, ..., sino que todas estas adquisiciones se logran de una manera natural como producto de la maduración.

Desde este punto de vista, se tiene en cuenta la diferencia entre necesidades primarias y secundarias. Las necesidades primarias hacen referencia al alimento, el descanso, la satisfacción sexual y a una vivencia de seguridad afectiva que brinda el afecto, la atención al llanto, el contacto corporal, ... Por otro lado, las necesidades secundarias son aquellas creadas por nuestra cultura y que no producen daño si son frustradas (por ejemplo, las golosinas).

Cuando las necesidades primarias no se cubren adecuadamente el niño vivencia al mundo que le rodea como un lugar hostil, y a sí mismo como poco merecedor de atenciones, sentando las bases de una baja autoestima y un futuro auto-concepto negativo (niños duros). Sin embargo, cuando estas condiciones se cumplen, el niño siente al medio externo como un lugar bueno, agradable, positivo, y a sí mismo como digno de dichos cuidados, lo que permite sentar un base sólida de cara al adulto que mañana será (niños fuertes). A menudo padres y educadores se preocupan, una vez llegada la adolescencia, de temas como las drogas, la responsabilidad, las influencias del grupo, la autoestima, ... sin darse cuenta de cuanto acontece en este periodo es en gran medida el resultado de los conflictos generados en la infancia, y que a su vez reflejan los conflictos propios de nuestra sociedad.

Los focos prioritarios del enfoque preventivo son la familia y la educación, y en todas sus actividades se intenta, además de facilitar información útil e importante, lograr una mayor empatía con las necesidades de l@s niñ@s en plena formación madurativa, y su proceso emocional. El objetivo principal consiste en intentar que la generación siguiente sea mas sana que la nuestra propia, tanto a nivel físico, como psíquico y emocional.

Este abordaje comienza desde el embarazo con la Preparación al embarazo, parto y crianza natural. Esta preparación no se limita a ser una preparación al parto, sino que supone una preparación integral a la maternidad y a la paternidad, ya incluye al padre desde el inicio, y no sólo como una figura “acompañante”. De esta manera ambos pueden percatarse, y elaborar conflictos que emergen con respecto a las propias vivencias infantiles, y a las relaciones con los propios progenitores, a través del trabajo corporal y emocional. Ante todo se intenta favorecer la capacidad de contacto, la apertura y la auto-confianza.

Este trabajo se continúa con el Seguimiento especializado del Sistema Familiar hasta los 6 años y con el Grupo de apoyo a la lactancia y crianza natural. Estos espacios, el primero individual, y el segundo grupal, funcionan de forma complementaria durante los primeros dos años del bebé.

En el Seguimiento especializado del Sistema Familiar se busca favorecer, desde el nacimiento hasta los 6 o 7 años de vida, el concepto de continium sin rupturas durante el desarrollo psico-afectivo. Se busca en él, además de la resolución de dudas, la coherencia de intervención de padres y madres que garantice en la practica un carácter flexible (en términos Reichianos), y un vínculo seguro (siguiendo la terminología de Bowlby).

El carácter es una forma estereotipa de movernos por la vida, que en su origen nos sirvió como defensa ante frustraciones del medio(a falta de otros mecanismos de defensa), pero que con el tiempo se ha cronificado. La coraza es la otra cara de la misma moneda, y esta constituida por una serie de espasmos musculares (simpaticotomia) que se originan normalmente en la infancia, cuando los bebes y los niños suprimen de su conciencia las necesidades básicas no satisfechas, o sus sentimientos negativos hacia los adultos que no las han satisfecho (especialmente los padres). Estas tensiones reducen su capacidad y vitalidad, causando enfermedades o predisponiéndoles a ellas. Los órganos afectados dependen del tipo de carácter, y este a su vez de las situaciones difíciles a las que cada niño se ha tenido que enfrentar.

Por otro lado, los Grupos de apoyo a la lactancia y crianza natural, están dirigidos a padres y madres con hij@s de entre 0 y 2 años (coincidiendo con el periodo Crítico Biofísico), así como a los que pronto lo serán (embarazadas y sus parejas). Este grupo tiene una función social, y en *Alcoy esta funcionando actualmente uno con carácter gratuito y abierto, con encuentros de dos horas de 17.00 a 19.00 todos los viernes en el Centro Social de la Zona Norte, 3ªPlanta. El grupo supone un refuerzo y un reconocimiento de la maternidad /paternidad, y su función básicamente es la de crear espacios de autoayuda a través de la comunicación grupal, favoreciendo la escucha y permitiendo el aprendizaje de la experiencia de otros. En el grupo de Bilbao, al que hace referencia Estibalitz, persigue los siguientes objetivos:

- Favorecer la capacidad de contacto con las necesidades primarias del bebé.

- Descodificar la tendencia educativa a atribuir intencionalidad perversa y manipulación a los bebés.

- Prevenir conductas inapropiadas que impiden un adecuado maternage.

- Potenciar el aspecto intuitivo frente al educativo

- Cuestionar las referencias sociales tradicionales

- Ser conscientes de la propia realidad y desculpabilizar lo que no se considera idóneo

Los temas tratados pueden ser muy diversos (lactancia, sueño, pareja, vacunas, presión social, sexualidad infantil, control de esfínteres, desarrollo psicomotor, crecimiento,...) y son abordados a través de las dificultades planteadas por los componentes del grupo. La coordinadora o terapeuta dinamizará el grupo, intentando que las dudas sean elaboradas o contestadas por el propio grupo, interviniendo directamente sólo en momentos puntuales de aclaración.

Posteriormente, y entre los 2 y los 6-7 años (coincidiendo con el periodo crítico psíquico) tienen su lugar las Escuelas de padres/madres. Su función concreta es permitir un espacio privilegiado de reflexión y de auto-cuestionamiento, de cara tanto a lograr una mayor coherencia en la crianza de nuestr@s hij@s, como a mejorar nuestras relaciones con ell@s en beneficio de tod@s.

El objetivo principal es evitar la cadena de transmisión intergeneracional de la neurosis de padres a hijos. Para ello es necesario tomar conciencia del condicionamiento de la propia historia personal infantil, que genera los automatismos educacionales, así como lograr un mayor contacto con las necesidades infantiles desde la empatía. De esta manera pueden evitarse muchos de los errores que cometieron con uno mismo.

En la escuela de padres, a diferencia del grupo de apoyo a la lactancia y crianza natural, se funciona con grupos constituidos, es decir, cerrados y con compromiso de asistencia, de cara a favorecer la confianza y la implicación personal.

Los encuentros tienen lugar una vez al mes, con una duración de dos horas y en ellos se trabajan, mediante técnicas activas y dinámicas grupales, aspectos como:

· La influencia de nuestro carácter en nuestros hijos

· La transmisión inconsciente intergeneracional de padres a hijos

· La agresividad, la sexualidad infantil, ...

El abordaje se adapta en cada sesión a la situación del grupo, así como a sus necesidades cambiantes, trabajando de manera práctica situaciones vividas en las relaciones cotidianas con los hij@s.

También se lleva a cabo Formación a educadores infantiles, especialmente de cara a intentar lograr un mayor conocimiento del niñ@ y su mundo, y en la medida de lo posible, lograr una coherencia entre escuela y familia. En esta línea lleva funcionando ya varios años desde el Ayuntamiento de Donosti un Programa de Prevención Infantil, realizando en los centros tanto escuela de padres, como Formación a educadores. Dentro de esta formación los temas que se desarrollan abarcan un amplio espectro, pero guardan relación directa con la comprensión del proceso psico-afectivo infantil desde el nacimiento hasta los 7 años. Se abordan temas como el primer año de vida, la socialización, la función de la familia, el cómo de la escolarización temprana, los vínculos, ...

El enfoque de la Prevención Infantil supone además, la necesidad de cuestionar y modificar nuestro actual sistema social, ya que si deseamos una sociedad mas saludable hay que comenzar también desde la raíz. Esto implica dificultades y un esfuerzo constante por lograr algunas metas que pueden mejorar las condiciones en las que se viven la maternidad/paternidad, tales como el respeto de las recomendaciones de la O.M.S. por parte de las hospitales en la atención de partos, la posibilidad de parir en casa de forma gratuita para todos aquellos que así lo deseen, el aumento tanto de la baja maternal como paternal, el establecimiento de maternidad remunerada para todas aquellas mujeres que no tengan contrato y no puedan acceder a la baja maternal (como ya funciona en otros países), una mejora en las condiciones de hospitalización de los niños, ... A fin de lograr estos objetivos entre otros, se lleva a cabo también la Divulgación de información a través de conferencias y publicaciones, así como el apoyo y la participación en campañas en favor de causas, metas u objetivos como los citados.

En definitiva, nos movemos por la vida desconectados de nuestro cuerpo, de nuestras emociones y de nuestras necesidades reales, y por lo tanto de nuestro entorno en grado diverso, viviendo frecuentes contradicciones entre lo que hacemos, pensamos y sentimos. Esta desintegración (escisión y limitación) de lo que somos se produce más o menos gradualmente a lo largo del periodo que va desde la concepción hasta los 6 o 7 primeros años de vida (periodo de formación del carácter), para defendernos de las frustraciones del medio. La P. I. lleva a cabo su labor en este periodo de cara a evitar, en la medida de lo posible, que la generación siguiente viva de una manera mas plena, gozosa y responsable.


Nota:

Frecuentemente cuando se habla de autorregulación, mucha gente interpreta erróneamente que su puesta en practica supone dejar al niño hacer absolutamente todo. Esto no es así. Los niños necesitan de contención, de un marco de seguridad (es necesario, por ejemplo, protegerles de situaciones potencialmente peligrosas para ellos). Contención no significa negar sus necesidades, sino velar por ellas. La función del adulto sería la de proporcionar ese marco de seguridad, donde las necesidades primarias estarían cubiertas, para que su maduración pueda tener lugar, evitando las interferencias externas innecesarias. (Dif autoridad (natural)- poder).


*modificado para dar información acerca del grupo de lactancia de Alcoy

Sitio original aquí